martes, agosto 12, 2008

EL CANSANCIO

EL CANSANCIO

Hay una fuerza vital que nos ata a la vida, una pulsión interna, una motivación inexplicable que nos impide suicidarnos…. Esa cosa interna, única, personal, es la razón de la vida. Algunos le llaman dios, otros alma, otros motivación, otros fe, otros esperanza, otros utopía. La fuerza que nos lleva a levantarnos cada mañana, a cumplir un horario, a comer para en seguida defecar, a ir paso a paso, a fabricar artefactos que incluso nos lleven a la luna; aunque es mas fàcil quedarnos quietos, intentando dejar de respirar mientras vemos el paisaje.

Algunos ponen en esa fuerza a sus hijos
“vivo por mis niños”, otros ponene al futuro “trabajo para tener un futuro asegurado”, otros intentan agradar a dios con su existencia, incluso ponen como argumento su propia falta de valor “Trabajo para ser alguien en la vida”

Todas esas gfrases no son mas que excusas: cada cual busca su excusa para no suicidarse, cada cual busca una lista de pretextos para acabar el sinsentido propio de la vida y se aferra a ellos, como si en realidad le estuvieran dando valor o sentido a sus actos cotidianos: comer, respirar, dormir y compartir el planeta.

Desde esta perspectiva, la vida no es mas que una búsqueda de escusas contra la infalible presencia de la muerte. Una búsqueda absurda de prolongaciones del vacío. Una búsqueda permanente de razones para ocuparse.

Si quitáramos esas excusas: el trabajo, los hijos, la superación laboral, la posesión de bienes, el reconocimiento, dios o cualquier otra motivación; la vida se presenta tal y como es: vacía y sin sentido. Ese panorama desolado ha llevado al ser humano a inventarse todas la retóricas posibles para llenar ese vacío: religión, arte, filosofía, ciencia o escepticismo; no son mas que fórmulas para calmar la pulsión inminente de la efímera existencia.

Piense no más en un creyente, quítele a su dios y encontrará la desesperación, quítele el ocio de la duda a un filósofo, quítele el pincel a un artista o el laboratorio a un científico; quedarína tan desesperados con la inmensidad del tiempo, que inmediatamente buscarían una actividad para calmar su angustia.


Mi mamá encontró el aseo como una buena razón para existir, desde que la conozco no a pasado un día sin que coja una escoba o recoja el desorden de la casa. Si un día le escondo esa escoba, se entristecería y sus días pasarían sin gracia, sin sabor. Así mismo he querido esconderle las escobas a otros seres abominables.


Escóndale los niños a Garavito, escóndale la máquina de escribir a Gabo, escóndale los fusiles a Bush o a Uribe a ver cuánto se aburren y cuan poco se demorarìan en fabricar esas herramientas con otros materiales.


Yo no me veo sin un teclado, sin un ensayo de teatro, sin la cálida compañía de mis noches, sin las largas charlas con mi padre, si me quitan esas cosas mi vida caería en un vacío insoportable y tendría que buscarme otras excusas… afortunadamente he encontrado unas muy dispendiosas que me quitan mucho tiempo y sobre todo me dan mucho placer... y mientras tenga mis excusas, seguramente seguiré respirando.

6 comentarios:

Julieth dijo...

Entonces: A respirar se dijo compadre!!! Te acompaño en el ejercicio.

Anónimo dijo...

yo pensé que te habìan llevado los marcianos, pero resulta que no; estabas cansado, simplemente.

algo sé de eso. por estos lados es una constante, valga la palabra.

a Julieth: mándame tu dirección de correo: quiero enviarte música.

abrazos dobles.

Anónimo dijo...

pienso que estas equivocado,porque no puede llamar excusa a las cosas que le dan sentido a la vida. Porque ellas son la vida...
Mal o bien son las cosas que le dan sentido a la existencia de cada una de estas personas.

Felipe Chávez G. dijo...

tenés razón sondelaloma, estoy equivocado, pero he pensado así desde que tomé uso de conciencia antes de los diez años y me agarró una amargura tenáz...

respecto a que las razones (excusas) que uno le pone a la vida sean la vida misma... pues ahí si me aparto, pero gracias por comentar

JOHNJAIRO dijo...

Quiubo Felipe!!! Y a propósito de excusas, que buena es ésta para volver a leerlo. Y creo que las excusas son las que nos persiguen o que en ocincasiones hasta huyen de nosotros y se nos esconden como duendes. Claro, a muchos les puede producir físico terror saber que existen como salvavidas y prefieren dejarlas que pasen como el agua. De igual forma, creo más en los apasionamientos, en esos monstruos o quimeras estomacales que nos hacen retorcer porque son la sangre que bombea corazones. Y qué decir de aquellos que carecen de esa diarrea vital? Esos son los que quizás ya encontraron desde siempre la excusa para la soga, el harakiri o el pinchazo pero son sus zapatos los que a falta de apasionamiento propio no los han dejado llegar a la droguería más cercana. Esos entes, son caminados por la abulia,por la inercia y la nolutad que entran como Pedro por su casa. Para ellos... un epitafio.

Saludos:

John Jairo

Jose dijo...

puedes leer en mi blog Una temporada en el infierno.

slds!